El horóscopo pasó por varios momentos desde su invención por los astrónomos-astrólogos babilonios, hasta ser como hoy en día lo conocemos en las culturas de muchos países del mundo. Pero recapitulando un poco sobre sus inicios, el horóscopo tuvo sus fundamentos en la Astrología Babilónica, pues en ella, los expertos de la época se dedicaron a registrar detalladamente todos los movimientos celestes a lo largo de cientos de años de estudio, todo esto con la finalidad de poder interpretar estos diagramas estelares con la convicción de que estaban fuertemente vinculados a los designios divinos. Esto los ayudaba a tomar decisiones importantes tanto a nivel gubernamental, como en la sociedad, así que todos los presagios obtenidos a través de esta práctica, tenían un impacto en la vida de todos.
Ahora, si volvemos rápidamente hasta nuestros días, descubriremos que el horóscopo en la actualidad es una práctica individual, mucho más personalizada, y centrada en cada persona que acceda a ella. Entonces, ¿cómo fue que pasamos de una astrología colectiva a un horóscopo personal? La respuesta se encuentra en el Mundo Helenístico.
El Horóscopo llega al Mundo Helenístico
Sabemos que todo se originó en Babilonia, pero fue a través de las conexiones culturales y el intercambio que siguieron las conquistas de Alejandro Magno, que el horóscopo llegó al Mundo Helenístico. Este se desarrolló principalmente en el territorio que abarcó desde Grecia y Egipto, hasta partes de Asia Menor, extendiéndose hasta la India, aproximadamente desde el 323 a.C. hasta el 31 a.C., cuando Roma se consolidó como potencia dominante en la región. Esto fue crucial para que la astrología pase de ser una práctica orientada principalmente hacia los fenómenos celestiales y su impacto en toda una nación, a ser algo mucho más orientado hacia el individuo y su destino personal.
Este intercambio cultural permitió que los conocimientos astrológicos babilónicos se difundieran y adaptaran en los territorios griegos, e incluso, más allá. Así fue como los griegos, quienes también tenían sus propios estudios astronómicos, fascinados por esta sabiduría, integraron y expandieron los principios astrológicos babilónicos a su propia cultura, llegando a desarrollar su propio sistema zodiacal y la práctica de horóscopos personales basados en el momento exacto del nacimiento de una persona.
El Horóscopo Personal
1. El zodiaco y la astrología personal
Los griegos tomaron el concepto de Zodiaco que habían planteado los babilonios y lo desarrollaron. Dividieron de igual manera el firmamento en un cinturón celestial de 360º dividido en 12 signos, cada uno con un espacio de 30º. A cada uno de ellos se le asignó un conjunto particular de rasgos de personalidad y tendencias de destino, así que esto le permitió a los astrólogos griegos crear horóscopos basados en la posición exacta de los planetas y el Sol en el momento exacto del nacimiento de una persona.
Es decir, se creó un horóscopo preestablecido, así que si una persona nacía en determinada fecha, ya no era necesario ir a revisar detalladamente todos los archivos para poder designar su signo zodiacal y su horóscopo a través de él, sino que ya se sabía, no solo a cual signo pertenecía, sino también, qué rasgos o características de personalidad tendría y podría atribuírsele alguna tendencia de destino.
2. La Carta Natal
Este punto es clave en la historia de la astrología porque es el punto de partida para lo que ahora se conoce como la astrología horoscópica personal. Este hecho fue una innovación helenística, pues los expertos de la época comenzaron a elaborar cartas natales para las personas, en las que se consideraba la posición de los cuerpos celestes en el momento exacto de su nacimiento para poder predecir su carácter y su destino. Ya no estábamos hablando de leer los astros y sus fenómenos para tomar decisiones gubernamentales o decidir el destino de una nación, se empezaba a dejar de lado la astrología colectiva practicada en Mesopotamia, para practicar una astrología personal.
El origen de la Carta Natal y Claudio Ptolomeo
Claudio Ptolomeo fue uno de los astrólogos más influyentes del mundo Helenístico. Él vivió en Alejandría en el siglo II d.C., y aunque fue reconocido por diferentes obras, una de las más destacadas, y que está ligada a la astrología, es su “Tetrabiblos”, un tratado que consolidó no solo a la astrología helenística, sino que logró implementar y documentar una serie de técnicas para poder utilizarla. En ella explica cómo es que logró sistematizar la astrología mediante una metodología detallada que unía observaciones astronómicas con interpretaciones astrológicas. Ptolomeo desarrolló un marco en el que se explicaban las características y significados de los planetas, signos zodiacales y aspectos, estos últimos eran las denominaciones que Ptolomeo le había asignado a los ángulos que se formaban entre planeta y planeta, estableciendo reglas claras sobre cómo estos factores influyen en los horóscopos personales. Esta sistematización permitió que la astrología fuera más estructurada y predecible, convirtiéndola en una disciplina mucho más práctica y enseñable.
Este es un tema muy amplio y la verdad es que Claudio Ptolomeo merece su propio artículo, pero para poner un ejemplo de lo que él logró estandarizar respecto a la astrología, deben saber que fue él quien consideró que los signos zodiacales se podían clasificar en cuatro elementos: fuego, tierra, aire y agua, cada uno con características distintas que influyen en la personalidad y el destino de una persona. Además, introdujo la idea de los aspectos, que son las relaciones angulares entre planetas en una carta natal, considerando aspectos como la conjunción o la oposición, que describen interacciones planetarias y su impacto en la vida de las personas.
Influencia cultural y legado
Así como la astrología babilónica fue la base principal de la astrología helenística, esta tuvo también un impacto duradero en las culturas posteriores, especialmente en Roma, donde los emperadores y ciudadanos, todos por igual, consultaban a los astrólogos para poder tomar sus propias decisiones. A través del Imperio Romano, la astrología se difundió aún más en Europa y el Mediterráneo. La sistematización de sí misma y los textos de Ptolomeo, en particular, influyeron en la astrología occidental hasta la Edad Media y el Renacimiento.
Así que, como dicen los investigadores, el período helenístico de la astrología fue un tiempo de transformación, donde el principal cambio fue que pasó de ser una práctica centrada en lo colectivo, a ser algo profundamente personal e íntimo, dando paso al desarrollo de la astrología horoscópica personal que hasta hoy en día conocemos.